Paramédicos y doctores en la entrada, este era un caso especial, el cuerpo de Matt había sufrido demasiados daños, pero de ellos el más dañino fue un golpe que tuvo en la parte superior de la cabeza, los médicos temían que esto le haya provocado el desarrollo de un tumor cerebral. Matt no reaccionaba, no daba señales de saber que era lo que sucedía a su alrededor. Inmediatamente lo conectaron a un suero y múltiples cables ya rodeaban su cuerpo.
En la sala de cirugías el médico cirujano ya había realizado el protocolo para comenzar. Emily aguardaba en la mesa, la anestesiaron para poder hacerlo sin complicaciones. Tenía descubierto el vientre, donde una herida algo profunda se había dibujado ahí, dañando levemente alguno de los órganos que se encontraban en esa área, las enfermeras y algunos de los internos ya habían limpiado la zona y mantenían al tanto de lo que sucedía con Emily al médico. Prontamente el cirujano terminó y cerró la herida, había sido un poco complicado pero no demasiado para la experiencia de él, aun así ella debía permanecer en reposo por varios días más.
Mientras, Matt ya había sido internado y puesto en la mesa de operaciones donde ya un equipo de médicos se había reunido para iniciar con la cirugía. Debían ponerse de acuerdo muy rápido. Ya que si tardaban, probablemente Matt no sobreviviría.
Comenzó un cirujano, Matt tenía golpes internos que habían afectado el área cercana al pulmón izquierdo. Limpiaba el lugar y arreglaba poco a poco, con instrumental médico proporcionado por una joven enfermera que tenía a su lado, lo dañado que había dentro de Matt. Por otra parte la cirujana ortopedista, había arreglado también el hombro dislocado del paciente, pero aquí llegaba lo complicado el área que más había sido afectada, el neurocirujano pedía un momento antes de poder iniciar, pasaron algunos segundos, todos aguardaban la señal del médico para iniciar, Matt hasta este momento había sido muy fuerte, soportó las cirugías anteriores y su cuerpo no mostraba signos de deterioro.
- Ok, hoy debemos Salvar a este hombre, ese es nuestro trabajo, así que quiero que den su mayor esfuerzo- los internos, enfermeros y enfermeras, asentían, comprometiéndose a ser los mejores ese día.- Comencemos.
En eso, el neurocirujano iniciaba, entrando en la cabeza del paciente. La enfermera le proporcionaba lo que el médico pedía. Todo iba muy bien, resultaba tal como lo habían planeado. Pero el neurocirujano toco una parte que no debía, el monitor de signos vitales comenzaba a sonar, aceleradamente, las pulsaciones de Matt se habían acelerado muy rápido, el médico debía hacer algo rápido, sino perdería al paciente. Matt de pronto, en ese instante abrió un recuerdo, uno de los recuerdos que guardaba con mucho celo, el mejor de sus recuerdos. El dia que conoció a su esposa, el día que conoció a Emily.
Lo negro que podía ver Matt en sus ojos, desapareció, y como si fuera una pantalla de televisión comenzó a proyectarse el recuerdo.
Matt se encontraba en el avión, un avión comercial, se ubicaba en primera clase, había puesto su reproductor de música y escuchaba a una de sus bandas favoritas Daft Punk, con una muy buena canción Aerodinamic. Todo iba muy bien ese día, había despertado con una muy linda jovencita en su departamento, consecuencia de la borrachera del día anterior, pero en la mañana de ese dia, el salió lentamente del departamento dejado a la joven en la cama, semidesnuda y tapada por algunas sábanas en la parte inferior, ella se encontraba boca abajo, y el departamento tenia una gran ventana, que daba mucha luz al interior. La ropa que había regado por cualquier lado, la fue tomando para prontamente vestirse y salir de ahí.
Recordaba esto cuando sintió que alguien tocaba su hombro repetidamente, abrió los ojos y vio a otra joven, sabia que ella estaba diciendo algo pero como aun tenía los audífonos en los oídos no distinguía nada de lo que ella trataba de decirle. Ella, al ver que no la escuchaba le retiro los audífonos, y le dijo:- ¿Serias tan amable de dejarme pasar? El asiento de la ventana me pertenece, así que puedes moverte un poco y permitirme entrar.
El giró a ver el asiento de su izquierda, en efecto estaba vacío, había tomado mucho anoche y su cabeza aun le daba vueltas, no tenía la más mínima intención de alegar. Así que se movió un poco a la derecha y le permitió el paso a la joven.
Matt se ajustó el cinturón de seguridad y chasqueando los dedos llamó a la azafata:
-Hey señorita. Una soda y dos cojines.
La azafata regreso. No había pasado ni un minuto cuando Matt dijo:
-Que pésimo servicio… ¿Tú no quieres nada?
-¿Eh? No, nada.
-No puede ser, tendré que levantarme a tomarlos yo.
Se desabrochó el cinturón e inmediatamente apareció la azafata que lo invitaba a permanecer sentado, ya que el avión estaba a punto de despegar.
-Todo lo que le estoy pidiendo es que me traiga una soda y dos cojines, que tan difícil puede ser eso.
-Señor, le aseguro que en cuanto despeguemos se los traigo.
-¿No entiende? Necesito ese refresco en especial, y también esos dos cojines.
-El avión ya se está moviendo señor, le ruego que permanezca sentado- dijo la azafata un poco nerviosa.
-¿Que quiere que vomite en los demás pasajeros? ¿Eh? ¿Eso es lo que quiere?
Era increíble lo infantiles que se podían ver los dos, el avión comenzó a tomar pista y la azafata apurada, daba tumbos por el pasillo y finalmente llego con los cojines y le entrego la soda. Por un momento parecería que la mujer le arrojaría el refresco en la cara, pero pudo más la cortesía de la línea aérea, y él, a su manera, pregunto:
-No le escupió, ¿Verdad?
La mujer hizo como que había una emergencia en la parte trasera y le dijo que debía ir.
-Seguro le escupió.
La joven solo se limito a sonreír un poco, el volvió a ponerse los audífonos para reproducir de nuevo esa canción. Acomodó la bebida y puso a izquierda los cojines, a su izquierda significa entre ellos dos, ella se fijó en eso y lo volteó a ver, se quitó los audífonos y con tono sarcástico Matt le dijo- Para que la niñita se sienta como en casa-desde ese momento ese viaje se había estropeado para los dos. Ella contestó-Gracias, aunque no hacía falta traer al perro- él se limitó a sonreír y colocarse de nuevo los audífonos. El avión ya había despegado y se podía observar la ciudad desde arriba, una vista espectacular. Eran alrededor de las 12 de la mañana, y el sol iluminaba los altos edificios de la ciudad. Un día para recordar. Un día para comenzar.
En la sala de cirugías el médico cirujano ya había realizado el protocolo para comenzar. Emily aguardaba en la mesa, la anestesiaron para poder hacerlo sin complicaciones. Tenía descubierto el vientre, donde una herida algo profunda se había dibujado ahí, dañando levemente alguno de los órganos que se encontraban en esa área, las enfermeras y algunos de los internos ya habían limpiado la zona y mantenían al tanto de lo que sucedía con Emily al médico. Prontamente el cirujano terminó y cerró la herida, había sido un poco complicado pero no demasiado para la experiencia de él, aun así ella debía permanecer en reposo por varios días más.
Mientras, Matt ya había sido internado y puesto en la mesa de operaciones donde ya un equipo de médicos se había reunido para iniciar con la cirugía. Debían ponerse de acuerdo muy rápido. Ya que si tardaban, probablemente Matt no sobreviviría.
Comenzó un cirujano, Matt tenía golpes internos que habían afectado el área cercana al pulmón izquierdo. Limpiaba el lugar y arreglaba poco a poco, con instrumental médico proporcionado por una joven enfermera que tenía a su lado, lo dañado que había dentro de Matt. Por otra parte la cirujana ortopedista, había arreglado también el hombro dislocado del paciente, pero aquí llegaba lo complicado el área que más había sido afectada, el neurocirujano pedía un momento antes de poder iniciar, pasaron algunos segundos, todos aguardaban la señal del médico para iniciar, Matt hasta este momento había sido muy fuerte, soportó las cirugías anteriores y su cuerpo no mostraba signos de deterioro.
- Ok, hoy debemos Salvar a este hombre, ese es nuestro trabajo, así que quiero que den su mayor esfuerzo- los internos, enfermeros y enfermeras, asentían, comprometiéndose a ser los mejores ese día.- Comencemos.
En eso, el neurocirujano iniciaba, entrando en la cabeza del paciente. La enfermera le proporcionaba lo que el médico pedía. Todo iba muy bien, resultaba tal como lo habían planeado. Pero el neurocirujano toco una parte que no debía, el monitor de signos vitales comenzaba a sonar, aceleradamente, las pulsaciones de Matt se habían acelerado muy rápido, el médico debía hacer algo rápido, sino perdería al paciente. Matt de pronto, en ese instante abrió un recuerdo, uno de los recuerdos que guardaba con mucho celo, el mejor de sus recuerdos. El dia que conoció a su esposa, el día que conoció a Emily.
Lo negro que podía ver Matt en sus ojos, desapareció, y como si fuera una pantalla de televisión comenzó a proyectarse el recuerdo.
Matt se encontraba en el avión, un avión comercial, se ubicaba en primera clase, había puesto su reproductor de música y escuchaba a una de sus bandas favoritas Daft Punk, con una muy buena canción Aerodinamic. Todo iba muy bien ese día, había despertado con una muy linda jovencita en su departamento, consecuencia de la borrachera del día anterior, pero en la mañana de ese dia, el salió lentamente del departamento dejado a la joven en la cama, semidesnuda y tapada por algunas sábanas en la parte inferior, ella se encontraba boca abajo, y el departamento tenia una gran ventana, que daba mucha luz al interior. La ropa que había regado por cualquier lado, la fue tomando para prontamente vestirse y salir de ahí.
Recordaba esto cuando sintió que alguien tocaba su hombro repetidamente, abrió los ojos y vio a otra joven, sabia que ella estaba diciendo algo pero como aun tenía los audífonos en los oídos no distinguía nada de lo que ella trataba de decirle. Ella, al ver que no la escuchaba le retiro los audífonos, y le dijo:- ¿Serias tan amable de dejarme pasar? El asiento de la ventana me pertenece, así que puedes moverte un poco y permitirme entrar.
El giró a ver el asiento de su izquierda, en efecto estaba vacío, había tomado mucho anoche y su cabeza aun le daba vueltas, no tenía la más mínima intención de alegar. Así que se movió un poco a la derecha y le permitió el paso a la joven.
Matt se ajustó el cinturón de seguridad y chasqueando los dedos llamó a la azafata:
-Hey señorita. Una soda y dos cojines.
La azafata regreso. No había pasado ni un minuto cuando Matt dijo:
-Que pésimo servicio… ¿Tú no quieres nada?
-¿Eh? No, nada.
-No puede ser, tendré que levantarme a tomarlos yo.
Se desabrochó el cinturón e inmediatamente apareció la azafata que lo invitaba a permanecer sentado, ya que el avión estaba a punto de despegar.
-Todo lo que le estoy pidiendo es que me traiga una soda y dos cojines, que tan difícil puede ser eso.
-Señor, le aseguro que en cuanto despeguemos se los traigo.
-¿No entiende? Necesito ese refresco en especial, y también esos dos cojines.
-El avión ya se está moviendo señor, le ruego que permanezca sentado- dijo la azafata un poco nerviosa.
-¿Que quiere que vomite en los demás pasajeros? ¿Eh? ¿Eso es lo que quiere?
Era increíble lo infantiles que se podían ver los dos, el avión comenzó a tomar pista y la azafata apurada, daba tumbos por el pasillo y finalmente llego con los cojines y le entrego la soda. Por un momento parecería que la mujer le arrojaría el refresco en la cara, pero pudo más la cortesía de la línea aérea, y él, a su manera, pregunto:
-No le escupió, ¿Verdad?
La mujer hizo como que había una emergencia en la parte trasera y le dijo que debía ir.
-Seguro le escupió.
La joven solo se limito a sonreír un poco, el volvió a ponerse los audífonos para reproducir de nuevo esa canción. Acomodó la bebida y puso a izquierda los cojines, a su izquierda significa entre ellos dos, ella se fijó en eso y lo volteó a ver, se quitó los audífonos y con tono sarcástico Matt le dijo- Para que la niñita se sienta como en casa-desde ese momento ese viaje se había estropeado para los dos. Ella contestó-Gracias, aunque no hacía falta traer al perro- él se limitó a sonreír y colocarse de nuevo los audífonos. El avión ya había despegado y se podía observar la ciudad desde arriba, una vista espectacular. Eran alrededor de las 12 de la mañana, y el sol iluminaba los altos edificios de la ciudad. Un día para recordar. Un día para comenzar.